El cine es sin duda una fabrica de sueños, a veces exquisitos, llenos de magia, humor y surrealismo, sueños inspiradores, que, sin pretenderlo provocan brillantes consecuencias en las imaginativas mentes del espectador más creativo. Es el caso de "Les Triplettes de Belleville" ("Bienvenidos a Belleville", Sylvain Chomet, 2003), un hermoso y original film de animación Belga, hecho a la antigua, con una paleta de colores muy bien elegida, mezcla de modernidad y añoranza en sepia. Pero es su descarado homenaje al Jazz de los años 40, con claros homenajes a gente como Josephine Baker, Fred Astaire o Django Reinhardt entre otros, lo que llamó la atención de una joven italiana, nacida en Bolonia en 1967, llamada Marcella Puppini, que tras ver esta película, tuvo claro cual era el rumbo que su carrera artística debía tomar....
La verdad es que hasta aquel 2003, jamás había pasado por la mente de Marcella tratar de recuperar el espíritu sonoro de los años 40. Tras acabar la carrera de Moda, Marcella se ganaba la vida como gerente de producción para la diseñadora británica Vivienne Westwood, aunque aquello no terminaba de llenarle, tocaba el piano desde los 5 años y siempre soñó con ser cantante de Opera (por eso se trasladó a Londres). Durante un tiempo cantó por los clubes de la ciudad combinando un repertorio de Jazz y cabaret, la cosa le gustaba, así que en 1999 se matricula en el Trinity College of Music para graduarse en Jazz Performance y Composición. Es allí donde coincide con dos jóvenes con las mismas inquietudes que ella, Stephanie O'Brien y Kate Mullins. Las tres quieren hacer algo juntas, que sea fresco y nuevo, divertido, pero manteniendo el respeto por el Jazz más clásico, sin embargo parece que no dan con la fórmula adecuada. Hasta que llegó "Les Triplettes de Belleville", después de ver aquella película, Marcela llamó a sus amigas, emocionada les anunció: Seremos un trío...seremos The Andrews Sisters!!
Así de sencillo, a veces no hace falta más para dar con aquello que te ronda la cabeza y no terminas de dar forma, con esa premisa tan directa se ponen manos a la obra. Rebautizadas como The Puppini Sisters, y con las melodías de otras "hermanas" como the Andrews, the Ross o The Boswell Sisters como referencia, comienzan a dar forma a un nuevo estilo, clásico, pero personal y moderno, algo como "swing-pop". Además de interpretar el repertorio clásico de los 40 y 50, deciden dar ese particular toque retro a distintos éxitos actuales, canciones punk, rock o pop que brillan de manera distinta pasadas por el filtro dorado de swing más dicharachero y sexy. Además no descuidan la puesta en escena, invierten un montón de tiempo en estudiar la moda y costumbres de la época. Así crean un estilismo muy cuidado, sin dejar nada a la improvisación, milimétrico en su concepto, que además de un vestuario perfecto, incluye un maquillaje y peluquería que recrea a la perfección el complicado look y da redondez a la increible celebración de "revival", que es The Puppini Sisters, si además añadimos sus preciosas armonías vocales, la cosa no puede fallar.
Y así fue en 2005 fichan por UCJ (Universal Classics and Jazz), su lanzamiento es un éxito inmediato, su single de debút es una versión de un hit de las Andrew Sisters, "Boogie Woogie Bugle Boy", y su primer disco "Betcha Bottom Dollar" (2006) consiguió rápidamente llegar a "disco de Oro", algo inusual en un mercado musical tan complejo como el actual. Con su segundo disco "The Rise and Fall of Ruby Woo" consiguen consolidar su sitio, codeándose con superventas pop, y demostrando que se puede combinar con clase y elegancia los sonidos de Glen Miller ("In the Mood"), Blondie ("Heart of glass"), Gloria Gaynor ("I Will Survive"), The Smith ("Panic"), The Bangles ("Walk Like an Egyptian"), The Chordettes ("Mr. Sandman"), Renato Carosone ("Tu vuò fà l'americano"), Barry Manilow, Louis Armstrong, Duke Ellington, Beyoncé...sin perder esa particular mirada hacia atrás, esa armonía y musicalidad tan elegante y optimista, que logró dar glamour y esperanza a la juventud americana en plena Segunda Guerra Mundial.
Carmín rojo profundo, vestidos ceñidos, medias, ligueros, largas pestañas, peinados imposibles y perfectos, rulos, laca...y mucho, mucho Swing. The Puppini Sisters son puro placer para los sentidos, se presentan bellas y encantadoras, al igual que sus canciones. Sus perfectas armonías vocales derrochan frescura, y sus voces son su mayor baza, la mayor parte de sus temas tienen una gran presencia vocal, una delicada desnudez acústica que hace brillar la claridad de su timbre. Un traje hecho a medida, que sólo unas pocas chicas con tanta clase y estilo como estas "hermanas", podría llevar y lucir sobre un escenario en pleno siglo XXI. Un conjunto nó solo atractivo y eficaz, si no también, atrevido y brillante, disfrutarlo, por que esto sólo pasa cada 40 o 50 años....put the music please!!
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