Paul McCartney junto a Peter Asher |
Brian Epstein (sagaz mánager del cuarteto de Liverpool) no podía creerse la suerte que tenía, los Beatles resultaron ser la gallina de los huevos de oro, desde su primer álbum "Please, Please me" (1963) Lennon y McCartney se habían empeñado en componer la mayor parte de su repertorio, a pesar de las reticencias del productor consiguieron colar mas de media docena en su primer Lp, algo muy poco corriente en aquel momento. El éxito de los Beatles, aparte de los pingües beneficios directos que le reportaban, convirtieron a Epstein en el productor del momento, decenas de bandas de Liverpool y alrededores solicitaban sus servicios a través de su compañía NEMS Enterprises, solo nombrarlo era garantía de conseguir un contrato discográfico, por lo que se encontró manejando a un buen puñado de jóvenes artistas con ganas de triunfar. En aquel momento la prolífica capacidad para componer del tándem Lennon/McCartney era increíble, cada día aparecían con nuevas ideas, algunas de ellas nunca prosperaban, otras se descartaban por no tener el nivel adecuado, aquello resultaba un desperdicio de talento, por lo que a Epstein se le ocurrió una brillante idea, les propuso ceder parte de aquellos temas a los otros grupos que estaban bajo su tutela, aprovechando así en nombre de ambos para potenciar (y asegurarse) el éxito de estas nuevas bandas. Podíamos considerar esta como la primera etapa respecto a "cesiones" de temas Beatle, la segunda vendría tras la formación del sello Apple, y los Beatles se ven en la obligación de potenciar a sus protegidos regalándoles varias de sus composiciones, pero este tema lo trataremos en posteriores encuentros...
La lista de temas es bastante amplia, aún imitándonos al tiempo en el que los Beatles existieron como grupo, el número de temas cedidos puede superar la treintena con facilidad. Lennon y McCartney comenzaron a escribir canciones incluso antes de ser The Beatles, ambos se conocían bien y coincidían en muchos conceptos musicales, pero también tenían sus diferencias, por lo que muchas de sus composiciones quedaban siempre en la reserva. Gracias a su nueva labor como "padrinos" de otros artista, tanto Lennon como McCartney pudieron dar rienda suelta a su creatividad como compositores sin miedo a conflictos inter-beatles. Sin hacer un recuento exhaustivo, McCartney sería el mas prolífico a la hora de ceder sus creaciones, aunque en los primeros años Lennon puede llegar a empatar, con la creación de Apple Records, se desentendió ligeramente, guardando sus composiciones para si mismo, en ese momento se implicaría George Harrison, cuya madurez como compositor comenzaba a destacar al nivel de la de sus dos colegas. Pero volvamos al comienzo, cuando sus composiciones iban destinadas a amigos y apadrinados de Epstein...
William Howard Ashton era un músico de Lancashire, guitarrista en el grupo Billy Forde and the Phantoms, que decidió convertirse en cantante el día le robaron su guitarra. A principios de los 60 cambió su nombre por el de Billy Kramer and the Coasters, formación con la que consiguió ser el tercer grupo mas popular en el Merseyside, tras los Beatles y Gerry and the Pacemakers. Siempre en busca de nuevos talentos, Brian Epstein decidió ofrecerse como su mánager, sin embargo the Coasters se negaron a volverse profesionales, por lo que le consiguió una nueva banda de acompañamiento, un grupo de Manchester llamados the Dakotas. Durante esa época coincide en numerosas ocasiones con los Beatles, ambas bandas fichan con Parlophone, y también tocan en el Star Club de Hamburgo,. Es John Lennon quien le sugiere añadir la "J" (de Julia, su madre) a su nombre artístico para darle una mayor atractivo comercial. Su primer sencillo (abril de 1963), producido por George Martin lleva el sello de calidad Beatle, su cara A es una versión de “Do you want to know a secret” y la B “I’ll be on my way”, un tema escrito expresamente para Billy por Paul McCartney. Posteriormente Billy J. Kramer and the Dakotas grabaran unos cuantos temas mas de Lennon-McCartney como “I’ll keep you satisfied”, o “From a window”, pero el top llegaría en julio del 63 con "Bad to me" un tema escrito por Lennon durante unas vacaciones en nuestro país que se convirtió en la primera composición de Lennon-McCartney (sin ser interpretada por los Beatles) en alcanzar el Top 40 de EE.UU. En su cara B "I Call Your Name" otro tema de Lennon, que desilusionado por los arreglos de los Dakotas, decidió grabar con los fab-four su propia versión, con George Harrison mostrando por primera vez el distintivo sonido "jangly" de la Rickenbacker 360.
"El grupo suena muy tosco, no está bien pulido y aparte el rock and roll y los muchachos con guitarras ya está pasando de moda (...) lo siento, no veo futuro en ellos", con estas palabras Dick Rowe, un ejecutivo de Decca, rechazó a los Beatles. Es cierto que no estuvieron muy finos durante aquella audición en los estudios de West Hampstead, y que en 1962 el Rock'n'Roll no parecía un negocio seguro, pero aquel avispado ejecutivo tan sólo escucho parte de dos de los temas. Aquellas cintas contienen un muestrario del repertorio de la banda, así como las primeras composiciones de McCartney para los Quarrymen. Tal vez por haber sido rechazadas inicialmente, temas como “Like Dreamers Do” nunca fueron editados oficialmente por los cuatro de Liverpoop. Así que en 1963, Brian Epstein tuvo la idea de ofrecer parte de aquellos temas a varios de sus protegidos, como The Applejacks, un sofisticado sexteto "Brumbeat" (sonido propio del West Midlands, Birminghan) cuya principal baza era el perfecto (y refrescante) sonido beat de sus dos guitarras, un teclado, la percusión, y como innovación, una bajista femenina (Megan Davies). The Applejacks eran un conjunto instrumental llamado the Crestas, hasta la incorporación del cantante Al Jackson, en ese momento su sonido Rock giró hacia el imperante Skiffle, y posteriormente al Beat. Su primer sencillo, “Tell me when”, había llegado al puesto 7 del chart inglés, tras ese éxito, Epstein les conseguiría una aparición televisiva junto a los Beatles, momento que aprovecharon para pedirles una de sus composiciones, “Like Dreamers Do” (1964) sería el segundo single del sexteto, irónicamente bajo el sello Decca.
Y terminamos hoy este primer acercamiento a los ajenos temas Beatles por todo lo alto... Peter Asher y Gordon Waller eran dos niños de buena familia, se conocieron mientras estudiaban en la exclusiva escuela de Westminster, descubrieron una común afición por la música y, para disgusto de sus padres que querían que fuesen médicos como ellos, decidieron convertirse en un dúo de folk. Tan rocambolesca idea no parecía aventurarles un próspero futuro, pero lo cierto es que no se les daba nada mal, su elegante sonido "folk del Mersey", añadía toques de Rhythm and Blues, Rock melódico y unas exquisitas armonías vocales con una clara inclinación hacia los Everly Brothers. Pronto consiguen cierta popularidad en el circuito Pop de Londres, actuaban regularmente en el Piccadilly Club, allí llaman la atención de Norman Newell, productor de Shirley Bassey o Petula Clark. Pero las discográficas no parecen interesarse por el dúo, sus maquetas eran convenientemente devueltas o simplemente desechadas. Necesitaban con urgencia un tema que despertase en interés de la industria. La suerte de la pareja es que uno de ellos tenía una bonita hermana, Jane Asher, por cuyos huesos suspiraba Paul McCartney, quien pasaba largas temporadas en la mansión de los Asher, en una habitación dispuesta para él el el ático. Aquella era la oportunidad de oro, si Macca les escribía una canción ninguna discográfica se atrevería a rechazarlo, le pidió a su hermana que intercediera en el asunto y Paul aceptó encantado, les escribió “A World Without Love”, un excelente single (con “If I Were You”, no menos excelente tema firmado por Asher/Waller como cara b) que no solo no fue rechazado, sino que alcanzó el número 1 en el Reino Unido y en los Estados Unidos, siendo el primer grupo inglés en conseguirlo después de los Beatles. Tanto fue el éxito que en la estrella televisiva americana, Ed Sullivan les llamó para aparecer en su Show y presentase su siguiente sencillo, para esta ocasión Paul (convertido en su padrino profesional), les compuso “Nobody I know” y posteriormente “I don’t want to see you again”. Afianzados en el éxito gracias a los temas de McCartney, al compositor se le ocurrió realizar un curioso experimento: ¿Qué pasaría si el dúo grabara una nueva canción escrita por él, pero sin apoyarse en la ventaja de la acreditación Lennon / McCartney?. En 1966, bajo el seudónimo de Bernard Webb, les compuso "Woman" (no confundir con el tema de Lennon), y la canción apenas bajó del puesto treinta en las listas de ventas...¿que conclusión sacaría Paul de todo esto?, a saber, vosotros podéis sacar las vuestras...